miércoles, 2 de marzo de 2016

La puta diabla de Fito Páez


¿Cómo debe estar escrita una buena historia? No tengo idea. Sé, por ejemplo, que hay libros que me han gustado mucho, y otros que no. Algunos, de los que tengo la sensación de apenas haber pasado a saludar. Pero cómo debe estar escrita una historia para que sea buena no tengo idea.

Los escritores suelen meterse por caminos sinuosos siempre que tratan de explicar la fórmula de una buena historia. Siempre dando consejos de por ahí sí, por allá no, leé esto y sobre todo esto no. Y nunca se respira, nunca en realidad se detiene uno a verse al espejo y empezar por allí. Porque nuestra vida no nos parece lo suficientemente interesante para escribir sobre ella. Entonces no lo hacemos, entonces inventamos personajes y les inventamos vidas y les inventamos amigos y les inventamos lecturas. Leen libros que nosotros leemos. Porque no se puede escribir de otra cosa.

Y esas lecturas, al fin y al cabo, somos nosotros. No conozco Buenos Aires, jamás en mi vida he ido. Pero últimamente me pareció estar allí. Acabo de leer La puta diabla de Fito Páez. Libro difícil, imposible, de conseguir en Honduras pero que gracias al amigo de un amigo (Ezequiel) lo he conseguido, y sí, está allí no sólo para adornar mi librera, sino para ser leído. Un libro lleno de bondad para el lector posmoderno. No estoy diciendo que es una lectura fácil, no me mal interpreten, lo que quiero decir es que es un libro que se deja amar. Y te da amor. Es una sensación extraña. Pero sólo lo puedo explicar así: Durante un tiempo me parecía que alguien me perseguía, que alguien estaba espiándome, que se escondía detrás de los estantes en el súper mercado, que se sentaba dos butacas atrás de Jessica y de mí en el cine. Un día lo vi, gordo, de barba larga y sucia, la panza le salía por la camisa y un pantalón marcado a precisión por algún buen sastre, el  pelo alborotado, era Félix. Sí, era Félix Ure.

No, no estoy quedando loco, esa posibilidad ya la descarté. Acaso no es para eso esta bitácora incipiente sino para contarles de mis ficciones, con la incertidumbre de ustedes y la posibilidad de que éste también sea el último post.

Para contarles en concreto, la narrativa de Páez es cinematográfica. Cada palabra escrita es un cuadro por segundo. La puta diabla es una película que se lee de página a página. Con ritmo, posee una cadencia como de baile de salón, de esos en los que te balanceás de un lado a otro. Sí, de un lado a otro y de página en página. Una historia que no se cae nunca. Con la vertiginosidad de la ciudad. Como la vertiginosidad de la ciudad. Tegucigalpa o Buenos Aires, salvo las abismales diferencia culturales, son lo mismo, dragones que duermen y ante la mínima sugerencia de la más leve tentación te comerán.

El punto en todo esto es que La puta diabla está muy bien escrita. No deja deudas. Es un libro que te mantiene al hilo conforme se avanza en la lectura. Ahora tengo ganas de comprar una máquina de escribir, esto no tiene nada que ver con la novela, sólo me han dado deseos de tener una y escribir en ella de vez en cuando.