martes, 16 de diciembre de 2014

Lecturas de 2014


1. Braille para sordos de Balam Rodrigo, por su textura mixta, por la fragilidad de la imagen de la palabra. Es un libro que debe leerse con atención más allá de los signos del lenguaje escrito.
2. El boxeador polaco de Eduardo Halfon, por la soltura en la forma de la palabra escrita, demuestra que el acto de escribir requiere de esas fibras sensibles de lo cotidiano.
3. Escolopendra de Martín Díaz, por el desenfado, por las cosas que no nos permitimos decir por mojigatería. Tengo sentimientos encontrados en mi cariño por este libro porque creo que se debe reinvindicar a toda costa la identidad centroamericana del lenguaje sin embargo en Guatemela he comprado que se habla con el «vos» y el «tú» en una especie de simbiosis particular del norte de Centroamérica. El libro refleja en la forma en la que está escrito este fenómeno cultural.
4. Sin mañana de Pedro Chavajay, un libro que llevaría a una isla para el fin del mundo para quedarme con él, ese ritmo de la sangre, ese latido que tiene la vida misma.
5. También eso era el verano de Isabel Cadenas Cañón, un libro que puede verse como una serie de fotografía hecha con los signos del lenguaje.
6. Premonición del estinguido de Ludwing Varela, si me tocara comparar este libro con una canción yo diría que me suena a «All i need» de Radio Head.
7. Soledad brother de Javier Payeras, un libro que por fin leí, un libro que si no te hace odiar el sistema al menos te mantendrá entretenido buscando su banda sonora. Los 90's y todo aquello que se perdió con el último suspiro del siglo pasado.
8. Miss muñeca vudu de Wingston González, y aquí debo respirar despacio, no se necesita se un genio para deducir que Wingston es un trasgresor del idioma y de cómo sus códigos han sido puestos a lo largo de la historia, pero quién no ha querido levantarse y darle un puñetazo a la RAE, aquí podríamos decir que que la RAE se cagaría.
9. El hombre que fue jueves de GK Chesterton, en buen catracho: una bellezada de libro.
10. Quizá ese día tampoco sea hoy de Vania Vargas, un pequeño brillo intermitente durante la oscura noche.
11. Ritual del susodicho de Armando Alanis Pulido, que tiene una economía del lenguaje pero también esa irreverencia propia de Alanis. Digamos que es una versión perversa del cielo.
12. Días amarillos de Javier Payeras, si la decandencia es lo suyo, entonces debe ir a la librería más cercana y comprar esta joyita de la narrativa centroamericana.
13. Bitácora del árbol nómada de Balam Rodrigo, hay quienes dicen que éste es el mejor libro de Balam, yo creo que es un viaje por los caminos de lo ancestral.
14. POV de Víctor Vásquez, un completo desconocido, usted y yo qué sabemos de la literatura contemporánea mexicana, esta novela por ejemplo, es quizá lo más cercano que yo he leído a lo que alguna vez deseé hacer. La historia de un actor porno que financia con las ganancias de su película a la guerrilla en su ciudad natal. Venga, culpen al editor que me la regaló.
15. Otra versión de vos de Antonio Cienfuegos, del cual sólo diré que me di el gusto de editar.

Bonus track: Imposible un ángel de Fabricio Estrada, antología de la primera etapa de Fabricio, me lo encontré en los Tacos de Paco en San Salvador, es de esas cosas increíbles que me pasaron este año. 

Hay libros de los que no hay nada qué decir, hay otros que me quedo con ellos por ser hermosos monstruos, otros que aún no leo, pero la lista es más un capricho que como debe ser, en todo caso no estoy calificando cuál fue mejor, sólo enlisto algunas lecturas del 2014.

viernes, 5 de diciembre de 2014

Lecciones para monstruos


Anoche (4 de diciembre) se presentó «Lecciones para monstruos», mi primer libro de microficción, pero no sé cómo comenzar a contarles la historia. Supongo que debería ser breve para estar a tono con el libro.

Cuando en 2011 salió publicado «Partiendo a la locura», un libro que de bueno tiene únicamente haberme demostrado que la gente podía literalmente reírse del hecho de escribir y me refiero a otros escritores, situaciones de las que ya no vale la pena hablar pero que te dejan un sabor extraño sobre el acto de publicar. Porque... ¿es sólo ego lo que te mueve a publicar o se hace para cumplir un ciclo?

En la búsqueda de encontrar una voz eco encontré a algunas personas interesantes con las que conversar y crecer fueron cosas que fluyeron naturalmente. Ahora, en cuanto a la microficción debo reconocer la influencia que Alberto Sánchez tiene sobre mí. He aprendido de él por ejemplo que los formatos puede variar y el libro sigue siendo libro, que las redes sociales pueden ser un camino creativo que se anda cotidianamente y en colectivo. Y en él, es en Alberto en quien yo encuentro la única voz que ha respondido a mi mensaje enviado al ciberespecio. Mi «Lecciones para monstruos» tiene su eco en «Monstruos bajo la cama» de Alberto y es una alegría profunda que así sea. 

«Lecciones para monstruos» ha sido publicado con la 90's Plaquettes, una iniciativa de cinco chicos y una chica, todos nacidos después de 1990. La sola idea de que esto se materializara me pareció completamente hermoso y el resultado no refleja otra cosa que no sea ternura.

El texto se escribió como estados de facebook entre finales de 2011 y comienzos de 2012. Y se terminó de curar hasta este 2014 que el mismo Alberto Sánchez le hizo la revisión de rigor para que se fuera con los 90's. Sin más, les comparto algunos de los 50 micros que forman el proyecto:


3

La ansiedad en medio de la incertidumbre de no saber quién abrirá el armario, se combate con un chocolate.

12

Dios es un monstruo mucho más asustadizo que usted, por eso nadie sabe dónde está, no lo busque más debajo de la cama.

28

De noche todos los monstruos son pardos.

31

Piense que mientras usted asusta hay muchos monstruos en el mundo que matarían por hacerlo, pero no lo hacen, sólo sienten envidia.

47

Cuando un monstruo le diga: amo tus miedos.

Créale, porque ésta, es la declaración de amor más honesta que un monstruo puede hacerle a un ser humano.