jueves, 25 de julio de 2013

"Sangre y ceniza" de Nincy Perdomo



Editorial SubVersiva y el Centro Cultural de Espña en Tegucigalpa-CCET tienen el gustazo de invitarle para que este jueves 25 de julio a las 6:30pm, usted, querido lector, querida lectora, se llegue al Centro Cultural de España en Tegucigalpa ya que en el marco de "Ciudad de poetas: encuentro con escritores" tendremos un delicioso conversatorio y lectura a cargo de la autora.

Comentario al texto:

"En estos poemas, Nincy Perdomo nos mantiene en el vórtice, pues esta poesía “clava alfileres bajo las uñas”, es un ardor delicado, extrañamente satisfactorio.

Una poesía sin pretextos en un terreno de desavenencia y tinieblas, estas palabras henchidas de sangre van del ámbito semántico de ese abandono a la placidez de una oscuridad que anida el corazón con una fuerza que arrastra, destacando por su transparente belleza. La poesía de Nincy Perdomo construye ese universo poético desde una ternura que encarna la perenne búsqueda por un amor ilícito, donde alguien siempre incorpora el mal inútilmente: “Soy huérfana del mundo” pues ella misma es quien se asigna ese exilio propio para saber domesticar la rabia y volver triunfante del desasosiego."


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Mayra Oyuela



martes, 23 de julio de 2013

La prisión


Una lluvia invade la ciudad esta tarde en que nos encontramos habitándonos mutuamente.

La distancia se acorta, la lluvia cae con fuerza sobre el techo de casa. Es apropiado escuchar a Silvio, para que con su guitarra raspe cada uno de nuestros recuerdos.

Fijáte bien lo que hacemos para torturarnos. Nos ponemos estúpidamente melancólicos, fumás un cigarro, te asomás a la ventana y aunque no querrás, te obligás a ver por ella la lluvia que afuera y adentro lo moja todo. Entonces y sólo después de eso, como en un ritual de flagelación, es que sonás desde la computadora siempre encendida, canciones de Silvio.

Y entonces éstas se decodifican, una a una, salen de los archivos de tu laptop. Te golpean y vos reís apenas extasiado de tanta belleza. Bebés café, aunque esto empeore tu salud, pero como no debe faltar lo hacés sin reprochar.

El sonido del líquido cayendo en la taza y escuchás:

-Como turismo inventó el abismo la desilusión-.

Después de un tiempo nos volvemos expertos en arruinarnos la existencia. Los demonios vuelven, pero como ya habías hecho un trato con ellos, no son demonios sino dragones y entonces los recibís de buena manera. Ellos escuchan las mismas canciones que vos escuchás y temen a lo mismo que vos temés. No hay guerra afuera, pero tus oídos parecen escuchar bombas y colores infinitos marchando uniformemente como tropas militares bien alineadas hacia las costas de aquella mujer. Y es aquí cuando las canciones toman sentido. No te habías dado cuenta, pero es por ella que escuchás esas canciones y te ponés estúpidamente melancólico y fumás y tomás café como perro aunque esto empeore tu salud.

Nuevamente el sonido del líquido cayendo sobre la taza, pero esta vez con mucho más filo:


-Emilia, has ido junto con cada canción,
 escondida en un baúl
 como un signo inevitable-.

Ahora que tenés conciencia de esa mujer te preguntás muchas cosas. ¿Qué signo es ése que lleva tatuado en su cadera? ¿Sus ojos te veían a vos cuando te observaban después de hacer el amor y los cuerpos desnudos se entrelazaban en la cama? ¿Qué fuerza estará condicionando su alma lejos de ella en aquellas ruinas ancestrales? Pero vos no querés ser un corazón mutilado, ni mucho menos un corazón errante, o un corazón indigente. Vos lo querés todo y lo apostás todo, pero no comprendés las cosas tan estrujadas que ahora vienen con la lluvia hasta la ventana, la puerta, los trastes, el café, los cigarros, y hasta invaden tu forma de escribir.

Y te das cuenta que escribís muy mal, te das cuenta de que sos un mal escritor, eso te pone de mal humor y entonces fumás:

                         -la prisión acaba
                          la prisión de hierro
                          pero continúa
   la prisión del sueño-.

Ahora sí estás verdaderamente mal y querés salir de la casa.

Necesitás salir de la casa. Pero la lluvia lo tiene invadido todo. No hay forma en que podás escapar de esta situación, hasta que de repente tu cigarro se acaba y vos no necesitás otro pero buscás desesperadamente en el paquete y ves que éste se encuentra vacío, que no queda un tan sólo cigarro que fumar y así esto no puede continuar porque tus nervios están a punto de colapsar.

Y a esta mujer que ha llegado para quedarse o irse, aún no lo sabés a ciencia cierta, a esta mujer que te gusta tanto, que la amás, que le has hecho el amor cuánta vez ella ha querido y que le has besado cuánto lugar ella ha deseado que besés, esa mujer que te has cogido en las posiciones que ella te lo ha pedido que lo hagás, a esa mujer entonces le ves los ojos fijamente y antes de perderte como imbécil en su color café, le decís, como dice S: toma de mí todo, bébetelo bien, que el sol no da de beber. Ella comprende lo que le querés dar a entender y besa tu frente y luego tus labios. Y vos te quedás sin argumentos.

Te quedás sin argumentos aunque hayás leído a Lenin, a Marx, a Trotsky, y toda la ideología socialista ya no la comprendés porque ésta no encaja en el cuerpo desnudo de esa mujer. Su vientre, sus piernas, su espalda, y en su espalda su omóplato izquierdo, su clavícula y en ella justo al centro aquel hueco hermosamente construido que no querés dejar, pero que sabés que en cualquier mañana desaparecerá en el momento en que ella lo decida. Entonces ya no habrá día feliz de abril arrimándose a los finales de noviembre o de cualquier otro mes.

Ya no hay líquido, pero la taza luce desafiante en la mesa de la sala:

                        -llegarás pero más fuerte,
 más violenta la corriente-.

La lluvia ha desaparecido un poco, los claros de la tarde son tenues. Acariciás sus cejas, le ves los ojos y notás en ellos una mirada profunda que buscás desesperadamente descifrar. Te dan ganas de decirle que la amás pero callás, te dan ganas de besarla y te reprimís, te dan ganas de que tus dedos le acaricien la espalda pero los dejás entretenidos en sus cejas y no decís nada, pero ella tampoco dice nada. Un silencio invade la habitación y creés que es el silencio del que habla Silvio pero intuís que no es así. Que este silencio es otra cosa, que está construido en un lenguaje que no querés entender pero que se te insinúa desde la profundidad de su mirada, se te insinúa desde la complejidad de su cuerpo desnudo después de hacer el amor.

No hay escafandra, te das cuenta de ese pequeño detalle, no hay oportunidad de intentar sumergirte en el mar de sus delirios, no se te ocurre porque lo tenés claro. Vos no querés ser un corazón mutilado, ni mucho menos un corazón errante, o un corazón indigente. Esto te provoca una serie de fobias y te quedás callado aunque deseás desde lo más profundo de vos y ni siquiera entendés por qué, pero lo sentís, deseás decirle que la amás, pero entonces callás.

sábado, 13 de julio de 2013

Registro de Lectura para sonámbulos


[Nincy Perdomo y Miguel Acosta]


[Mayra Oyuela y Marvin Valladares]


[Julio Serrano y Marvin García]


[Nincy Perdomo y Miguel Acosta]


[Miguel Acosta y Julio Serrano]


[Marvin García]


[Pavel Núñez, Mayra Oyuela y Marvin Valladares]


[Adrián Bernal y Martín Cálix]

Fotos: Anarella Vélez

jueves, 11 de julio de 2013

Lectura para sonámbulos: El placer de leer poesía


Una lectura Deluxe, usted déjese querer y escuche a esta selección rockstar de poetas de la región que nosotros con mucho gusto hemos preparado para usted, ¿ha probado algo más rico que esto? -piénselo, no conteste de prisa, respire, vamos, usted puede... ¿ya? ok... ¿Deluxe cierto?- ...así será la Lectura para sonámbulos y es que Distrito Eme, La Internacional de Poetas Violentos y editorial Subversiva convocan a Lectura sólo para sonámbulos en Café Paradiso.


Susana Reyes, El Salvador
Vladimir Baiza, El Salvador
Julio Serrano Echeverría, Guatemala
Marvin García, Guatemala 
Adrián Bernal, España
Ana Lu, Honduras
María de los Ángeles Camacho, Puerto Rico