1. Braille para sordos de Balam Rodrigo, por su textura mixta, por la fragilidad de la imagen de la palabra. Es un libro que debe leerse con atención más allá de los signos del lenguaje escrito.
2. El boxeador polaco de Eduardo Halfon, por la soltura en la forma de la palabra escrita, demuestra que el acto de escribir requiere de esas fibras sensibles de lo cotidiano.
3. Escolopendra de Martín Díaz, por el desenfado, por las cosas que no nos permitimos decir por mojigatería. Tengo sentimientos encontrados en mi cariño por este libro porque creo que se debe reinvindicar a toda costa la identidad centroamericana del lenguaje sin embargo en Guatemela he comprado que se habla con el «vos» y el «tú» en una especie de simbiosis particular del norte de Centroamérica. El libro refleja en la forma en la que está escrito este fenómeno cultural.
4. Sin mañana de Pedro Chavajay, un libro que llevaría a una isla para el fin del mundo para quedarme con él, ese ritmo de la sangre, ese latido que tiene la vida misma.
5. También eso era el verano de Isabel Cadenas Cañón, un libro que puede verse como una serie de fotografía hecha con los signos del lenguaje.
6. Premonición del estinguido de Ludwing Varela, si me tocara comparar este libro con una canción yo diría que me suena a «All i need» de Radio Head.
7. Soledad brother de Javier Payeras, un libro que por fin leí, un libro que si no te hace odiar el sistema al menos te mantendrá entretenido buscando su banda sonora. Los 90's y todo aquello que se perdió con el último suspiro del siglo pasado.
8. Miss muñeca vudu de Wingston González, y aquí debo respirar despacio, no se necesita se un genio para deducir que Wingston es un trasgresor del idioma y de cómo sus códigos han sido puestos a lo largo de la historia, pero quién no ha querido levantarse y darle un puñetazo a la RAE, aquí podríamos decir que que la RAE se cagaría.
9. El hombre que fue jueves de GK Chesterton, en buen catracho: una bellezada de libro.
10. Quizá ese día tampoco sea hoy de Vania Vargas, un pequeño brillo intermitente durante la oscura noche.
11. Ritual del susodicho de Armando Alanis Pulido, que tiene una economía del lenguaje pero también esa irreverencia propia de Alanis. Digamos que es una versión perversa del cielo.
12. Días amarillos de Javier Payeras, si la decandencia es lo suyo, entonces debe ir a la librería más cercana y comprar esta joyita de la narrativa centroamericana.
13. Bitácora del árbol nómada de Balam Rodrigo, hay quienes dicen que éste es el mejor libro de Balam, yo creo que es un viaje por los caminos de lo ancestral.
14. POV de Víctor Vásquez, un completo desconocido, usted y yo qué sabemos de la literatura contemporánea mexicana, esta novela por ejemplo, es quizá lo más cercano que yo he leído a lo que alguna vez deseé hacer. La historia de un actor porno que financia con las ganancias de su película a la guerrilla en su ciudad natal. Venga, culpen al editor que me la regaló.
15. Otra versión de vos de Antonio Cienfuegos, del cual sólo diré que me di el gusto de editar.
Bonus track: Imposible un ángel de Fabricio Estrada, antología de la primera etapa de Fabricio, me lo encontré en los Tacos de Paco en San Salvador, es de esas cosas increíbles que me pasaron este año.
Hay libros de los que no hay nada qué decir, hay otros que me quedo con ellos por ser hermosos monstruos, otros que aún no leo, pero la lista es más un capricho que como debe ser, en todo caso no estoy calificando cuál fue mejor, sólo enlisto algunas lecturas del 2014.
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