–No sé leer, no me gustaba mucho la escuela, siento que perdía el
tiempo.
–Y
no te gustaría al menos, no sé, leer.
–Sí.
José
no vive en el valle, vive arriba, en la montaña, pero todo lo que
pasa en el valle afecta la vida de las personas en la montaña. Antes
–dicen quienes viven en la montaña– la montaña le pertenecía a
Los Cachiros. Hoy no se sabe. A las hidroeléctricas, a la palma
aceitera, a los políticos, a cualquiera menos a los habitantes de
las comunidades en la montaña. La montaña es el Parque Nacional
Carlos Escaleras.
Las
personas que viven aquí protegen al Río San Pedro de una
hidroeléctrica. Campesinos, campesinas, anónimos todos porque temen
la represión estatal. José, de 15 años, fuma su cigarrillo en la
parte de atrás del pick-up en el que vamos cuesta abajo, y me cuenta
que le gusta la música, de todo dice, la música de banda, el rock
dice, pero que Bad Bunny es su cantante preferido. José, como muchos
jóvenes en las montañas de Tocoa, tiene escasas oportunidades de
educación, pero si algo saben estos jóvenes es que proteger el agua
es importante.
Del
Río San Pedro las comunidades se alimentan y beben, en el Río San
Pedro las personas se bañan y conviven.
–Si
contaminaran el río no podríamos pescar.
–¿Y
vos pescás?
–Sí,
pero no soy muy bueno.
Y se
ríe viendo el río. Imaginando –quizá– los peces que jamás
atrapará.