se ha quedado el tiempo en el recuerdo”
Fernando Delgadillo
No volverás. Un adiós no basta, hoy que la noche ha caído sobre El Progreso. Un hasta pronto suena agridulce entre los labios de las personas que te hemos visto partir. Hoy el cuerpo de Juan Ángel Sorto fue sepultado, nos sigue pareciendo que esto no sucedió, que en cualquier momento podríamos despertar de la pesadilla. Y sin embargo, sí.
Mientras en el país entero la resistencia nacional se encuentra en estado de somnolencia e idiotez colectiva producto del retorno del Comandante Vaquero éste 28 de mayo, seguimos enterrando compañeros y compañeras. Si, leyó usted bien, seguimos enterrando compañeros que han sido víctimas de la inseguridad, del odio, de la saña, de lo podrido y convulsionada que está Honduras.
Mientras en el país miles pintan banderines del FNRP, entonan garganta para gritar: ¡bienvenido Comandante! y todo parece que marcha bien. Algunos caen en el silencio sórdido de las balas del asesino sin rostro. Si, leyó usted bien, aquí, el asesino nunca tendrá un rostro, en cambio la victima espere se la describo, él o ella, en éste caso él, si tiene rostro.
Le cuento, se llama, perdón, se llamaba Juan Ángel. ¿sabe? tenía 19 años apenas. Si, leyó bien, 19 años. Juan Ángel era hijo y hermano. Amigo. Artista. Maestro para sus alumnos, un ejemplo en el cual ellos confiaban. Si, leyó bien, todo ello a sus 19 años. No vaya usted a creer que está leyendo un cuento, esto no es una de esas narraciones malintencionadas que escribo producto del ocio, con ganas de joder a algunos pendejos.
No. esto no es producto de mi imaginación, si fuera así, déjeme le cuento, Juan Ángel estaría ensayando con su banda para la presentación del 18 de junio en la Casa de la Cultura, estaría fumandose un cigarro conmigo, o con Pastor, o con Fucker, o simplemente estaría intentado aprenderse una nueva canción de Soda Stereo y repitiéndole una vez más a Kenny que el tributo a Soda se tenía que hacer.
Si, usted no ha leído mal, el criminal nunca tiene un rostro, una cárcel esperándolo, un juez que lo juzgue, no, por lo menos no en éste país con “H de absurdo”. Usted pensará: “pero que pesimista es Martín”. Pero dígame usted, ¿qué se puede hacer por reivindicar la memoria de un compañero con tan nobles características como Juan Ángel en éste miserable país donde los crímenes quedan impunes? Éste país donde dan un Golpe de Estado, sacan en pijama al presidente, matan a tanta gente cuyo único crimen fue buscar libertad y luego éste presidente se abraza con los culpables de provocar tanta barbarie y cambiar el discurso, pues para él ya no fue Golpe sino “los eventos del 28 de junio”. Éste país donde la dirigencia burócrata del FNRP celebra el retorno de Mel con todo y bigote, cuando todos y todas sabemos que es un circo su regreso, que la firma del Acuerdo de Cartagena es un insulto a la memoria de las y los mártires de la resistencia nacional. A cada uno y una de los que hemos sido reprimidos y reprimidas con tanto odio, ah sí, con gases, toletes y demás artefactos goriloides.
Si usted está conforme con ir a recibir al Vaquero y hacerle reverencia, yo no, si a usted mañana, perdón ahora mismo que termine de leer éste ensayo, se le olvidará que existió Juan Ángel, déjeme contarle que a mí no se me va a olvidar. No. No se me va a olvidar la forma tan cobarde en la que fue asesinado. No se me borrará de la mente que fueron tres disparos los que le quitaron la vida a Juan Ángel. No se me olvidará tampoco que el próximo puedo ser yo, que las y los artistas en éste país somos una amenaza para la existencia del Golpismo pues pensamos, pues nuestra arma –el arte– les parece una cosa de lo más aberrante a los Gorilas que habitan Casa Presidencial.