[Foto: Martín Cálix]
Karla Lara/Cantora
Quienes sostienen los discursos convenientes, quienes predican “la igualdad como un buen negocio” piensan que tienen el recurso, bien decía una compañera del movimiento de mujeres “Nosotras ponemos el baile, aunque ustedes pongan la música”.
Tanto ha molestado a ONU Mujeres el digno discurso de las mujeres y feministas independientes del movimiento social que corrieron a armar su propio evento para conmemorar el Día Internacional de la No Violencia contra las Mujeres, el próximo 25 de Noviembre, claro que en ONU Mujeres no pierden el glamur, ni la cortesía, porque la hipocresía es algo que aprendieron en los colegios católicos donde se mal educaron y sacaron sus maestrías en sus oficinas con aire acondicionado que hasta me imagino que les mantiene congeladas las ideas y victoriosas, piensan ellas, usando palabras como “coordinación de esfuerzos, tomar las calles, apoyar los esfuerzos”, anuncian en un tecnocrático mensaje electrónico, “cada quien hace su actividad”, ofreciendo sus migajas, como si las necesitáramos.
Son tan comparables a las señoras del Picacho y su altruismo, tan blancas como las Diputadas que andan libres a pesar de cometer el delito de falsificación de documentos públicos para sustentar un golpe de Estado, tan imparciales que toman posición sutil y certeramente siempre a la derecha, tan técnicas que omiten el nombre de los hechos y les nombran por la fecha en que acontecieron, tan ridículas que creen que ellas son el Sistema y el “Sistema” está tan en desvalor en el mundo entero, pero como viven en su burbuja alternando con quienes usurpan el poder, ni se enteran que al “Sistema” ya nadie le cree por avalar bombardeos, legitimar saqueos, ser portadores de la muerte de naciones enteras, por ser propiciadores con su silencio, del crimen en éste y en otros países del mundo y descaradamente, sin escrúpulo alguno hacen alianzas con las transnacionales de la muerte como Coca Cola y otras que pertenecen a esas lógicas del poder capitalista y patriarcal que nosotras, las mujeres y las feministas, combatimos.
Nosotras, las mujeres que nos hemos hecho en la lucha, en la calle, en el campo, en los mercados, en el barrio, en nuestros humildes hogares, en las fábricas como obreras, en las casas de ustedes como empleadas domésticas, en sus oficinas en las explotadoras empresas de limpieza que ustedes contratan, en las escuelas y en los colegios donde trabajamos desde la docencia o desde las oficinas, desde la calle donde vendemos dulces, guineos, polvos y lápices de labio baratos, de los que ustedes no usan, las que cortamos café, desde las tiendas de ropa usada donde trabajamos, las que hacemos tortillas, las que hacemos pan en las panaderías pequeñas o grandes, las que empacamos frijoles, las que limpiamos la milpa, las que ofrecemos arte y no vendemos entretenimiento, las que damos de comer a nuestros hijos e hijas inventando, multiplicando cada centavo, somos lo suficientemente dignas para ir a la calle y gritar que no queremos más violencia, simplemente porque ya no la soportamos, porque vivimos la violencia doméstica, la intrafamiliar, el acoso, el abuso sexual junto a la violencia de este sistema capitalista y patriarcal del que ustedes son cómplices, que nos margina, como el sistema en la práctica por ser indígenas, negras, pobres, lesbianas, sin escolaridad; porque sabemos en la piel lo que significa la pobreza, no la leemos en informes estadísticos donde sólo nos ven reflejadas en un cuadro, nosotras hemos ido a la calle siempre, somos muchas las que nunca hemos ocupado ninguna institucionalidad para movilizarnos, para gritar, la indignación nos basta y ha sostenido nuestras voces desde hace mucho tiempo.
Digo todo esto, desde mi posición personal consciente que se suma a la voz de muchas mujeres que como yo, se sienten ofendidas con su prepotencia colonial, ¿a cuenta de qué vienen del otro lado del mundo a decirnos el discursito?, ¿de nuevo el espejito?, no, ya no, si la dignidad la hemos pagado con creces, por eso hago derroche de ella porque, como otro montón de mujeres, he renunciado a mucho para tener no solo la libertad sino la solvencia de decirles lo que en este mensaje me atrevo, a sabiendas incluso, que la institucionalidad del feminismo y de organizaciones de mujeres, a lo mejor no compartan conmigo lo que aquí expreso.
No ocupamos sus tarimas, ni sus micrófonos, ni sus estructuras, ni sus migajas, existimos más allá de su hipócrita “Sistema”, más allá de su lógica de la igualdad como un buen negocio, más allá del día que ustedes celebran y nosotras conmemoramos porque son nuestras ausencias las que lloramos y peleamos, por eso nos movilizamos sin fecha, sin calendario, somos dueñas de ese gran recurso que ustedes desconocen, se llama Voluntad, se llama Fuerza, se llama Dignidad, se llama Sobrevivirlo. Nuestras voces van a sonar porque nosotras hemos puesto SIEMPRE el baile, el cuerpo, el contenido político, la cara, la voz, el coraje, la rabia, los sueños, la vida, la alegría y esta vez hasta la MUSICA será la nuestra.
POR UN MOVIMIENTO FEMINISTA Y DE MUJERES REFUNDADO, NOS MOVILIZAMOS UNA VEZ MAS ESTE 25 DE NOVIEMBRE PARTIENDO DEL MINISTERIO DE DEFENSA HASTA CASA PRESIDENCIAL PARA ALZARNOS PORQUE NUESTROS CUERPOS NO SON CAMPOS DE BATALLA, PAREMOS LA MILITARIZACIÓN.
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