[Foto: Fabricio Estrada]
[Entrevista realizada por Maynor Xavier Cruz, periodista nicaragüense]
MXC: Varela, ¿en qué momento te diste cuenta que
querías ser escritor?
LV: Bueno, yo nunca quise
ser escritor, en primer lugar, pero fue hace unos cinco o seis años que empecé
a hacer una catarsis de lo que había leído, y bueno, luego de eso comencé a
hacer poemas, más que todo en verso formal (Para pasar por el proceso).
MXC: Tus influencias
¿quiénes han sido?
LV: Mis influencias, viejo,
fueron los grandes del Siglo de Oro en España, pero muchos románticos de
América Latina, Inglaterra, como Byron, Espronceda, Juan de Dios Peza, Ramón de
Campoamor, bueno, después al modernismo, Darío, Lugones, Amado Nervo, Juan
Ramón Molina; me alimenté mucho de ellos, tanto, que casi iba a reventar de
tanta poesía formal y gracias a César
Vallejo tuve una ruptura, bendito Vallejo, y a Huidobro por supuesto, comencé
una nueva lista de influencias.
MXC: Sé que sos miembro del
grupo literario “Máscara Suelta”, ¿en qué año nace este grupo literario por qué el nombre?
LV: Bueno “Máscara Suelta”…
yo fui un miembro que entré cuando ya tenían dos o tres años, sino me equivoco
en el 2006, y obtiene su nombre por un poemario de Roberto Sosa, de hecho hicimos varias reuniones para acercarnos y
hablar, y así poder cambiar el nombre del grupo, e íbamos a dejarlo como “de
Verbo ad verbum”, que del latín al
español significa “palabra por palabra” y al final habíamos elegido que
ése sería el nombre, pero nos separamos, problemas, vos sabés, por cuestiones de trabajo, borracheras, cosas
por el estilo.
MXC: De una u otra forma
los grupos literarios influyen o
afectan, ¿en qué momento “Máscara Suelta” influyó o afectó en vos?
LV: No tuve una influencia
en sí como la que tiene un grupo literario en sus miembros, yo llegué cuando ya había terminado el proceso creativo. Pero las
pláticas con el poeta Fausto Maradiaga fueron esenciales, él no me enseñó nada
de poesía, pero con sus pláticas mucho de la vida y la poesía es vida.
MXC: ¿Cuál es el tema en tu
poesía?
LV: Mi poesía, usualmente
soy muy lírico, me abarco a mí mismo, pero estaba contándole a Ricardo Marín,
que él es el poeta urbano, él es un buen espectador, mira hacía allá, hace una
toma, la pinta y la fija, en cambio yo
me pinto a mí mismo, pero igual hay millones de hombres que pueden
pensar, sentir lo mismo que yo pienso y siento, soy muy intimista, francamente.
MXC: Los sucesos políticos
de Honduras ¿han influido en tu poesía?
LV: Por suerte no han
influido en mi poesía, en la cual voy a ser contestatario y voy a olvidar la
estética al terminar un texto; escribí unos cinco poemas, un cuento después del
golpe de estado, me dediqué a andar en las calles, marchando con el pueblo,
pero sólo escribí esa cantidad de textos, porque creo que eran los justos. No
hice como mucha gente en mi país, que publicaron muchas cosas, un montón de cosas, y era una basura
completa, cosas así como “el presidente es una mierda” “afuera Micheletti”
etc., puta, no creo que un libro con ese tipo de cosas quede bien. Algunos
poetas con buen criterio no escribieron nada de poesía, se dedicaron a escribir
ensayos, siendo más consientes con su quehacer poético. El proceso político que
pasó en Honduras, me ayudó para aprender
más sobre política, lógicamente, y me acercó más al pueblo, pero literariamente
no me afectó.
MXC: En vos ¿está sólo la
poesía?
LV: También la narrativa.
Acabo de escribir un texto que se llama “Autobiografía de un hombre sin
importancia”, tengo dos libros de
cuentos no publicados, uno en proceso, pero no sé viejo, para mí la narrativa
es un hobby, tengo una idea que supongo buena y me lanzo a escribir, pero de
una manera más fría, pero la poesía es mi oficio, me duele escribirla. (Ríe).
MXC: ¿Algún poemario que
tengás pronto a publicar?
LV: Sí, el otro año
publicaré algo titulado “Los poemas de la piedra en el zapato”.
MXC: ¿De cuántos poemas
estaría conformado?
LV: Tal vez unos cuarenta y
ocho poemas, por ahí.
MXC: ¿El tema de las maras
está presente en tu poesía?
LV: No.
MXC: ¿Por qué?
LV: ¿Por qué? Es un tema en
extremo trillado, es como hablar de las tortillas del día a día, obviamente no
voy a querer escribir sobre tortillas. Pero las maras son temas más para
diarios que para libros. Hace poco un jovencito del norte del país publicó un
libro de narrativa que trataba sobre las maras desde su experiencia, yo creo
que de ahí un documental se hizo sobre el tema, después no sé. En la poesía yo
no lo abarco ni tampoco he leído a alguien que toque el tema.
MXC: Hablemos de tu país
¿Cuál es el género que más se publica en Honduras?
LV: Lo que más se publica
es la narrativa; creo que es algo general en Centroamérica, bueno Nicaragua es
un país de poetas, podríamos decirlo, pero no está alejado de tener muchos narradores, de hecho ya hay muchos poetas
narradores, pero en Honduras hay más narradores, Aunque también tiene el país
una sustancial trayectoria poética.
MXC: ¿Cuáles son los poetas
contemporáneos (jóvenes) de Honduras en este momento?
LV: Los más representativos
podría decirte, tal vez no sean muchos nombres, tal vez no pasan de diez, sería
el caso de Fabricio Estrada, Magdiel
Midence, Mayra Oyuela, René
Novoa, Heber Sorto, Gustavo campos,
Samuel Trigueros, Edgardo Florián, Tania Alvarado, vamos a ver, vamos a ver, estoy escarbando en
el recuerdo para encontrar más nombres… Nincy Perdomo. Hay algún nombre que
sin duda se me escapa.
MXC: ¿Los temas tabú son
muy recurrentes en los poetas hondureños?
LV: ¿Cómo qué temas tabú?
MXC: El homosexualismo, el
aborto…otros
LV: En la lectura de los
poetas que te he mencionado, se menciona ciertas cosas sobre el homosexualismo,
desde ciertas perspectivas, pero de una manera muy libre, muy liberal, pero el
aborto no, no se toca, no lo he visto en ningún texto actual. Eso sí, si me
preguntaras de abortos literarios en Honduras, tendríamos mucho de qué hablar
al respecto.
MXC: ¿En ninguno de tus
textos están los temas tabú?
LV: Tal vez en los cuentos,
no sé, no recuerdo en sí, pero en la poesía no.
MXC: ¿La literatura de las
provincias no es igual que la de Tegucigalpa?
LV: No. Sólo hay dos
ciudades que producen mucho, bueno, producen muy poco aunque sus personajes
siempre alegan que producen mucho. Pero no es
que en las provincias no se escriba, el detalle es que los trabajos de
los escritores de las provincias se ven opacados o tirados a la basura por los
“grandiosos escritores de las ciudades”. Entonces sería en Tegucigalpa, y San Pedro Sula, la capital industrial,
donde se da más auge creativo. No por eso de mejor calidad, pero sí de mayor
cantidad y en eso de la cantidad, la ciudad industrial tiene la ventaja.
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