[foto:
Gustavo Campos]
Somos escritores del miedo, que
describen el terror, por aquí debí haber comenzado pero me entretuve
describiendo el período antes de junio de 2009 y de cómo llegamos a él sin que
evitáramos que nos pasaran la factura (a algunos).
Entonces, no me permitan
distraerme, somos escritores del miedo que describen el terror. El medio
ambiente en donde nace, crece y se reproducen estas criaturitas llamadas
“escritores” está plagadas de depredadores naturalmente enfrentados con esta
especie, algunos de estos depredadores también son “escritores”.
Pero para referirnos a la ponencia
de Jessica, hay que comenzar entendiendo que este trabajo, como ella misma afirmaba
al comenzar ese día, es un aporte en
cuanto a la historia de mujeres y literatura escrita por mujeres en Honduras y
como tal debe verse, esta aclaración es importante porque luego surge
alguien diciendo por qué Jes no fue “incluyente”, es decir, por qué Jessica no
incluyó la voz de los hombres escritores en este trabajo, sencillo, porque no
es el enfoque de esta investigación pero ya ustedes saben que las bestias
tienen una estupidez particular.
Uno de los primeros ejes de la
ponencia gira en torno a la agudización de la violencia en el país después del
Golpe de Estado, junio de 2009 es un parte aguas, pero más allá de eso, con el
Golpe de Estado el país oficialmente se vio inundado de la generalización de
hechos violentos en distintos niveles. Se reporta el incremento del índice de
femicidios en un 100% y de crímenes de odio así como la militarización
permanente del país y el desenfado popular fue canalizado hacia otro lado,
fuera de las calles y desapareció el hervor popular dentro del sombrero mágico,
sí, ése mismo.
Las cifras de la ponencia son
alarmantes, Jessica apunta en este fragmento de que a partir de 2009 las
estadísticas indican que la violencia generalizada deja 20 víctimas diarias en el país según el Observatorio de la violencia y
el 54% son hombres y mujeres jóvenes de 14 a 30 años. Señala luego y aquí
hay que decir que es un acierto hacerlo, que es la ruptura de la
institucionalidad en la defensa de los Derechos humanos en general y la defensa
de los derechos de la mujer en particular la causa principal de los crímenes y
de la impunidad de los mismos. Luego avanza hacia los códigos urbanos tras las
protestas contra la violencia ejercida, los grafitis y la producción literaria
de contexto.
Finalmente este diálogo que
construyen nuestras compañeras hay que apreciarlo, darle aire, espacio para que se
desarrolle y verlo crecer será hermoso y nos ayudará a nosotros también a
crecer con ellas, la violencia que además institucionalizada nos come a todos y
a todas.
Bien, quizás lo más
indicado sea verle a ella hablándonos de todo esto y que yo deje de hablar
tanta pendejada junta:
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