¿Quieren conocer cuál podría ser el futuro de un país como Honduras? ¿Saben dónde está Indonesia? ¿Se fijaron en la etiqueta de sus productos que dice «made in Indonesia»?
The act of killing de Joshua Oppenheimer retrata cómo un grupo de gansters revive sus años de matanzas en Indonesia, cómo se enorgullecen de haber matado a miles de personas por ser comunistas. También deja ver lo enferma que está la sociedad indonesia y la impotencia de poder optar por una sociedad completamente distinta. Indonesia es controlado por el militarismo y por una red de gansters ligada a los partidos políticos y los militares.
Lo primero que te captura es cómo el personaje central del coumental, Anwar Congo, explica la forma más eficaz de matar a un comunista sin derramar sangre, y lo explica como si explicara cómo se le tuerce el cuello a una gallina para la sopa del domingo. El documental da giros impresionantes, retrata la vida privada de los asesinos con sus familias, sus conversaciones y sus contradicciones, las aspiraciones de filmar una película con sus propias incapacidades fílmicas y sobre el final, cómo Anwar Congo rompe en llanto, se quiebra, al darse cuenta que ha matado a miles de personas y es víctima de su propia historia.
En lo personal, llega a un punto en el cual no le creo nada a Congo, no sé si ese acto de quebrarse ante la cámara sobre el final del documental es actuado o es real. Lo que queda claro es que Anwar Congo es uno de los tantos asesinos indonesios que no le tiene el más mínimo respeto a la vida de un ser humano si es comunista, pero también es el más afectado por los actos cometidos durante su vida. Si se quiebra es porque con el proceso de documentación y el intento ridículo de hacer una película que les retratase tal y como han sido, se ve confrontado con su propia existencia y su propia muerte.
El documental ronda lo bizarro y lo sublime, por estar tan bien logrado. Nada qué decir. El genocidio en Indonesia dejó un millón de muertes.
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