jueves, 5 de diciembre de 2013

Fabricio Estrada en dos fragmentos


6:23 pm (adormecido)

Todas mis ruinas conducen a Roma.
déjame ir en busca de ellas,
hacerles un museo.

Circa del 93
Amaba la poesía, esculpía aceras...
todo fue borrado por vándalos.

Circa del 98
Vi por primera vez l lluvia.
Toda nube fue saqueada por los vándalos.

Circa del 2000
La más hermosa ballena de sal
fue llevada de plaza en plaza,
hecha santuario,
amada.
Toda ella sobrevivió a los vándalos.

Circa del 2005
Vi la partición del día y la noche,
la espera glacial en la isla de los godos
y los mimos elevados a categoría de héroes.

Todas sus estatuas
fueron derribadas por los vándalos.

Circa del 2009
Vi el mar con infinita atención,
vi oleadas de piratas saqueando las costas
y los vándalos pasaron al África,
ejercieron dominio
y bebieron hasta quedar ciegos
en los bares de Hipona.

He despertado al sentir las escobillas
limpiando mi agrietada nariz.
El funcionario de aduana me pide el pasaporte.
Dormía en el estrato 4 y aparecí
-ya duchado e iluminado- bajo los fríos reflectores.

"¿De dónde es usted?
¿Para quién escribe?
¿Cuánta tierra le tomará para volver a su tierra?"

Pocos se habrán sentido más viejos que yo,
una ruina sin glorias
que conduce a la nada.

[...]

7:23 am

Mi cámara es un batiscafo
(mi corazón es ácido y tiene forma de batiscafo)

La miradas vienen de las escafandras
(mis ojos las sondean profundamente)

Mi cámara deja un rastro de burbujas
(la burbuja es un grito redondo y silencio)

Mi cámara es un pulmón
(el otro colapsó bajo presión y yace incrustado en Las Marianas)

Mi cámara es un batiscafo
(y colecciona
disecciona buzos y les saca su perla)

Mi cámara se hunde
(y blanco pálpito de anémona
envenena)










Fabricio Estrada
Sabana Grande, 1974.

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